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Una marea de mujeres pulsando por la vida

El movimiento de mujeres está, poco a poco , retornando al antiguo mundo de las Diosas, donde se cuidaba a todo lo vivo. La clave está en el encuentro, en las redes que sostienen y protegen, en el baile, la risa, los colores, lo bien que se siente estar juntas.


Este 8m está cargado de bronca e indignación .

La violacion grupal de Palermo volvió a dejar claro que la violencia está en la estructura misma de nuestra comunidad, que es transversal, atraviesa todas las clases sociales, las ideas políticas. No son bestias ni monstruos.


Son nuestros hombres, sanitos, los que aprenden a dominar para ser bien hombres. Y eso se da en el papá que, al enviar a la mamá de sus hijos la manutención pactada, pone en el asunto del mail: “ subsidio”. O en el grupo wasap de varones al que llaman “ Pija y disgusto”, porque a las mujeres ( se rien) mejor darles pija y disgusto.


Seguir pidiendo las cabezas de los victimarios parece ser un método usado por el mismo patriarcado para castigar ejemplarmente. Seguir dándole fuego a la bronca sin brindarle un cauce reflexivo, que permita acciones acorde a los postulados básicos del feminismo es actuar con el método que estamos luchando por erradicar. El punitivismo, lejos de ser la solución a la violencia machista, refuerza sus métodos.


El feminismo no promueve el castigo ejemplar sino la justicia y la solidaridad. Tampoco promueve la lucha contra los varones sino contra el sistema patriarcal que fomenta la dominación como forma de vida, lo que ha devastado tanto a la humanidad como a nuestro planeta.


Queda aún muchísimo por hacer y en eso estamos, transformando la bronca en preguntas, marchas coloridas, música, modos colaborativos de vincularnos, redes de contención y amorosidad.


Hace 30 años éramos pequeños grupos que hacíamos pequeñas cosas para ir avanzando lentamente en este camino hacia un sistema de vida solidario, horizontal y más justo.

Hoy es una marea de mujeres pulsando por la vida.


Una chica de 28 años a quien atendí hace unos días me dijo:

No sé si soy feminista o no, tampoco importa, soy parte de una marea que me lleva sola.

 
 
 

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