Mujeres: el bien más preciado
- Myr Coh
- 5 abr 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2024
A menudo, no relacionamos la sobrecarga de tareas y el desgaste de la vitalidad que esto conlleva con el deterioro en la salud de las mujeres. Resignar el ritmo del mundo interno en pos de los requerimientos del mundo externo puede dejarnos sin aliento.
Los ciclos femeninos se sustentan en la fuerza que da la interacción entre movimiento y quietud, entre expansión y contracción. La menarca, la menstruación, la menopausia tienen un pulso que combina actividad y reposo, salida y recogimiento. El modo de vida que llevamos sobre todo en las ciudades pide actividad y productividad permanente más presencia absoluta en el hogar.
La inactividad y el descanso son vistos como algo que hay que hacer de noche, dormir un poco para seguir, pero no es valorado como parte imprescindible para poder cultivar una vida plena.
El recogimiento es el momento en que nos quedamos receptivas y latentes hasta que se acumule energía suficiente para volver a salir sin lesionarnos. Es como poner a cargar el celular, si no lo dejo un rato tranquilo juntando batería no anda.
Gran parte de las dolencias femeninas de esta época tienen su raíz, según las medicinas ancestrales, en el quiebre del equilibrio natural de los ciclos femeninos. El forzar la delicadeza de nuestro cuerpo físico y energético va destruyendo su sabiduría y fortaleza.
Por ejemplo, seguir super activas durante el pre menstrual o la menstruación; tratar de mantener el mismo ritmo de vida que a los 30 o 40 cuando entramos en el período de climaterio, menopausia, post menopausia; forzarnos al límite para atender a otrxs, cumplir con las tareas dómesticas, el trabajo, etc.
Las mujeres siempre hemos hecho malabares para mantener la vida, los afectos, la comunidad. Malabares que nos han convertido en las sostenedoras de la red humana. En medio de esas piruetas, precisamos cultivar nuestra fuerza vital para poder recién después salir a cuidar a otrxs. Como en el avión donde la máscara de oxígeno primero se la pone el adulto y recién después se asiste a lxs niñxs.
Uno de los valores esenciales de la medicina taoísta es la economía de la energía o chi, cuidarla como lo que es: el bien más preciado que tenemos. Sin esa fuerza de vida plena no hay nada, no podemos más que deteriorarnos de a poco. Tenemos este cuerpo precioso, esta vida que misteriosamente nos fue dada. Cuidarla es una responsabilidad y un acto de amor.
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